Se llama Eduardo José García Sánchez. Tiene 31 años. Nació en Cabimas, estado Zulia, y escribe una increíble historia gastronómica en Santiago de Chile, donde fundó, durante la pandemia, un emprendimiento gastronómico con el que se posiciona como una marca exitosa del rubro: Molleja’etequeño
Eduardo se desempeñaba como diseñador gráfico tras graduarse en URBE, pero en paralelo trabajaba con comida rápida. Cuanta además con un magíster en Comunicación Visual logrado en LUZ.
Migró inicialmente a Quito, en 2017. En Ecuador trabajó para un preuniversitario como publicista y como operador de plotter. Después conoció las aplicaciones de delivery y comencé a trabajar con ellas en sus horas libres. Allí vivió hasta principios de 2020.
«Llegué comenzando la pandemia. Mi primer trabajo fue en una panadería como vendedor y luego conseguí trabajo en un restaurante de comida mexicana”, recuerda. Ya después trabajó por año y medio con una cadena de restaurantes locales de hamburguesas.
Su empresa nació en 2019, en Ecuador.
No sabía hacer un tequeño. Fue gracias a una persona que me enseñó a hacerlos y cuando llegué acá al comienzo de la pandemia, al segundo mes nos enviaron a casa, fue cuando decidí retomar la elaboración de los tequeños. Comencé con poco y en la búsqueda de un buen queso. Lo vendía en el edificio donde vivíamos y a mis compañeros de trabajo”, cuenta.
Así, poco a poco, consolidó su tienda en línea. Inició con tequeños y tequeyoyos y hoy también prepara tequeños con distintos rellenos (tocino-queso, guayaba-queso, pie de manzana, tequeños con relleno tipo sushi, jamón y queso y chocolate). Además, incluyó pasteles y empanadas a su menú. Lo que más identifica a @mollejaetequeno.cl es su línea de picoteo para fiestas y eventos.
Eduardo es uno de tantos venezolanos que sueña con crecer y devolverle a Chile lo que le ha permitido alcanzar. “Me esmero por ofrecer el mejor tequeño y poder llevarlo a cada rincón de este país”, asegura.
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