Hay marcas con sello imborrable. Nacen de forma orgánica. Como si comieras una fruta y arrojas las semillas sobre la tierra húmeda y cuando ves nació una plantita, le echas agua y abono, y de repente te das cuenta que la raíz es firme y que no para de crecer.
Así nació Café entre Amigas, (@cafeentreamigas.cl ) , hoy un árbol frondoso y lleno de frutos, sembrado por causalidad el 20 de agosto de 2021 por Yatzury Quiroz Salcedo y Dianny Chiquinquirá Morales Rojas, quienes, en su natal Maracaibo, estado Zulia, mucho antes de migrar a Santiago de Chile por separado, estudiaron en la Universidad Rafael Belloso Chacín, ingeniería industrial.
No fuimos compañeras de clase, inclusive no nos conocíamos para ese entonces. Yo (Dianny) me gradué en 2007 y Yatzury en 2008. Nos conocimos por cuestiones de trabajo, ambas trabajábamos en el área de prevención de riesgo, justo antes de venir a Chile laborábamos como Ingenieras Ocupacionales para la empresa Sanitas Ocupacional”, recuerda.
Un día se juntaron a tomarse un café en Santiago. Se reunieron para hablar de sus vidas y emprendimientos: Mi Turbante y Vienna Diseños, entre otras cosas del día a día.
“Y publicamos ese encuentro en redes sociales. Desde entonces, varias personas nos empezaron a escribir y a pedir que las invitáramos a tomar café también”, recuerda Yatzury.
Así, ante los comentarios y solicitudes -muchas de ellas- de personas que conocían por redes- acordaron ponerle fecha a dicho encuentro en un café santiaguino y así conocerse entre todas las que quisieran asistir. Fueron 15 puestos llenos de mujeres valiosas y con gran energía que se sentaron a tomarse un café, reírse y llorar ese día.
Dos años después Café entre Amigas cuenta con más de 800 puestos ocupados por mujeres extraordinarias que han asistido a sus encuentros mensuales al punto de sumar 29 juntas realizadas, que después se convirtieron actividades y eventos con una fisonomía que va más allá de un café.
Comenzamos a visitar restaurantes, a hacer picnics, ir a la piscina, entre otras actividades. Eso ha hecho que cada encuentro sea único e irrepetible”, aseguran Quiroz y Morales, cuya misión con su marca no es otra que ofrecer un espacio para mujeres donde puedan conocerse, distraerse, divertirse, pasar un rato distinto, crear una comunidad, donde se crea esa contención que muchas veces necesitamos y no tenemos”.
Emprendedoras
Pero conozcamos mejor a sus fundadoras.
La historia como migrante de Yatzury, ingeniera industrial, estuvo marcada inicialmente por la adversidad. Emigró a Santiago de Chile en 2016 y, como muchos, pasó numerosas noches sobre un colchón flotante.
Su primer empleo en Chile fue como secretaria en un consultorio.
Yatzury quedó embarazada. Tuvo a una hermosa princesa llamada Isabel, y los planes en su mente eran ‘claros’. “Ella iría a la guardería y yo seguiría trabajando y buscaría laborar como ingeniera, pero no resultó así…”, cuenta.
Su bebita fue a la guardería, pero se enfermó excesivamente del sistema respiratorio y Yatzury pasó por cuanto médico había. Además, tuvo un postparto caótico en el que hasta lechina le dio a ambas.
Después de estar de licencia extendida por la salud de su pequeña y su propia salud mental, presa de la ansiedad, renunció a su trabajo y como hobbie empezó a hacerle turbantes a su bebé. “Comencé con 10 mil pesos, que era lo que tenía. Todo inició empíricamente y fui ofreciendo a vecinas, amigas y así en medio las vicisitudes de la salud de mi hija, creé Mi Turbante @miturbante “, detalla.
Muchos no creyeron en su emprendimiento e incluso lo cuestionaron.
A veces lo peor que te pasa es lo mejor que te puede pasar”, sostiene Quiroz y refiere que alguna vez leyó esta frase por ahí y se le quedó grabada. Se sintió muy identificada. Lo cierto es que su proyecto despegó. Hoy confecciona hermosos turbantes, cintillos, pinches, lazos y gorras para todas las edades. Los elabora desde su domicilio, pero con envíos a todas las regiones de Chile. Cuenta además con un espacio en una tienda colaborativa en Barrio Italia, Av. Italia 1728.
Hacer aros como terapia
La historia de Dianny también se curtió en medio de un torbellino emocional. Llegó a Chile a fines de 2018 y su primer trabajo fue vendiendo cremas y perfumes en la calle hasta que consiguió empleo como anfitriona en un restaurant, en la calle Manuel Montt.
“Ahí estuve durante tres meses y descubrí cuánto me encantaba la atención al cliente a pesar que trabajaba de 11:00 de la mañana hasta la 1:00 de la madrugada. Fue un trabajo que pese a todo me gustó mucho”, recuerda.
Luego empleo como asistente administrativo en una empresa de arquitectura.
Y vino lo más duro. La pandemia -de la mano de un postparto y con ello la depresión. Eso hizo que regresara a sus raíces. En Maracaibo, Morales elaboraba accesorios como medida de distracción. Le gustaba tanto hacerlos que lo convirtió en @viennadisenos , su marca de accesorios.
Aprendí empíricamente. Un día fui a Bingo Reina y compré un par de aros y los materiales para hacer ese mismo diseño y luego regresé a mi casa y comencé hacerlos y hacía y hacía. Aún no vendía. Mi mamá los usaba o los daba de regalo a sus amigas, hasta que un día estando en el postgrado en Urbe me quedé sin trabajo y los comencé a vender y así me pagué un semestre del postgrado”, detalla.
Fueron momentos complejos para Dianny, luego del fallecimiento de su progenitora en 2016. “Resultó muy duro ser mamá sin tener mamá. Es difícil no tener a esa mamá que te diga esto se hace de esta forma o de esta otra, o simplemente tenerla como soporte más si como yo no contaba con una red de apoyo.
Hoy mira atrás y se siente orgullosa de lo logrado. Su talento apunta a la elaboración de accesorios para mujeres en baño de oro o acero quirúrgico.
“Un 80 % de los accesorios son hechos por mí a mano. Elaboro además accesorios con significado como la pulsera de los 7 deseos o la pulsera viajera. Y doy cursos para personas que quieran iniciar en el área. Fue gracias a su emprendimiento que buscó conectar con Yatzury para que le diera tips porque ella tenía su marca y entonces se reunían de vez en cuando a tomar café y hablar.
Juntas, más fuertes
Yatzury y Dianny crecen juntas. Se apañan. Y ese vínculo es el río conductor de Café entre Amigas, donde siempre tratan de regalonear a su comunidad y fomentar la amistad. “Allí, por consecuencia nacen conexiones increíbles, alianzas, amistades, y a su vez nos permite conocer sitios distintos de Chile”, sostiene Quiroz.
Aseguran que el proyecto resulta una terapia porque les permite conocer a mujeres maravillosas que mes a mes, las llenan con su energía.
“Ha sido mágico. En abril tuvimos la oportunidad se hacer nuestro primer encuentro donde participaron caballeros también, enfocado a emprendedores en esa oportunidad. Nos dimos cuenta que también es necesario un espacio donde se involucren, así que fue todo un éxito”, destacan.
Regar la planta, en estos dos años, concentra disciplina, constancia y sacrificio. Les toca coordinar cada detalle para que cada encuentro logre, mes a mes, el objetivo. Y eso es un reto: comidas, patrocinadores, espacios.
Mantenernos en el tiempo y que las mujeres decidan asistir -y no solo eso si no volver- una y otra vez a cada evento de Café entre Amigas es nuestro mayor regalo. Y nos da un indicativo que se están cumpliendo los objetivos. Hemos visto nacer alianzas, colaboraciones y muchas amistades gracias a este espacio, pero primordialmente como siempre decimos es gracias a cada mujer que se dio a sí misma la oportunidad para sentirse bien”.
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