Cuando Anderson Silva, de 27 años, habla de su mamá los ojos se le iluminan. “Yo le pregunto todo a ella, quien me dice las recetas siempre sin un ingrediente y dice: ‘Hijo, sabes que no puedo darte mi secreto. Yo por lo general me arriesgo (en la elección del ingrediente faltante) y por lo general me va bien”.
Silva es el chef del Hotel Alvear Palace, ícono de la elegancia de la ciudad de Buenos Aires, ubicado en el corazón de Recoleta y cuyos inquilinos recibieron El Pabellón de la mejor manera. ¿Cómo nació la idea? El guayanés explica que fue su progenitora, quien le sugirió incorporar el plato típico en el menú del hotel.
Aunque el venezolano dudó en un principio El Pabellón fue muy bien recibido. En el hotel, cada jueves, Silva propone platos nuevos para el brunch dominical de L’Orangerie, el restaurant del hotel.
Silva llegó a Argentina con 50 USD y trabajó en la limpieza y orden de la cocina hasta que descubrió en la gastronomía su verdadera pasión.
Entré a la gastronomía por necesidad. Mis intenciones acá eran otras: entrar a un programa deportivo, comentar en algún estadio y para un canal. Quería entrar al periodismo deportivo. Ese es uno de mis sueños. Pero, había algo que pasaba por mi cabeza, sentía que viviendo esa presión de la cocina iba a ser feliz”, escribió el año pasado.
Confiesa que, al comienzo de su aventura, realmente fue y es muy afortunado. “Muchas personas no creían en mí. He pasado por lugares increíbles. He conocido a personas excepcionales. Jamás me había sentido tan cómodo en un lugar como en una cocina”, aseguró.
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