La historia de Daniel Scotto Medina @danielscottom es una de las historias más inspiradoras entre los migrantes venezolanos en Santiago de Chile. Y lo es por su perseverancia, por sus ganas de servir, por su capacidad de trabajo y, sobre todo, por su entusiasmo.
Daniel contagia. Tiene ese don. A sus 39 años, este abogado en formación con alma de coach, fue el principal motor para la creación de @MediPRO.cl, el primer centro médico de venezolanos en Chile y absoluta referencia en su campo.
“Todos los días nos esforzamos por mejorar y ampliar nuestra oferta de servicio para la realidad de hoy de nuestros pacientes, que ha cambiado un poco si lo comparamos con el migrante de hace 3 a 6 años. Trabajamos en mantener siempre una atención humana, cercana y sensible”, sostiene quien en Caracas se desempeñó principalmente en el área del derecho al trabajo.
Scotto Medina, de ascendencia italiana, aterrizó en suelo chileno el 3 de marzo de 2016 en compañía de su esposa y de su hija, en un proceso planificado y bajo el paraguas de historias familiares similares.
Él se cuenta entre los migrantes que realmente planificaron su llegada a Chile y lo hizo gracias al respaldo de una hermana que suma casi 12 años en territorio austral, quien está casada con un chileno. En sus palabras, ambos fueron claves para todo lo que significa el proceso de aterrizaje emocional y personal.
“Tengo algunos amigos que ya vivían de años en Chile y tenían sus empresas en el área de negocios, por lo que llegué ya trabajando con ellos y eso lo agradezco, pues facilitó mi legalización en el país. La velocidad de la legalización fue fundamental, ya que a los dos meses de haber llegado mi esposa quedó embarazada de mi segunda hija…”, relata.
Daniel pasaba jornadas muy extensas laborando. Trabajaba sábados, domingos y feriados sin límite de horas, y eso aunque le permitió contar con algunos recursos extras para poder responder ante cualquier situación inesperada, le pasó factura.
“Tuve un colapso de salud que me llevó al servicio de urgencias en un cuadro que parecía ser un infarto. Esto sucedió en un día normal, a las 3:00 de la madrugada y con una esposa con 7 meses de gestación que luchaba para revivirme en casa… y mi hija mayor que lloraba desde la puerta sin atreverse a pasar. Fue un episodio que marcó nuestras vidas y me demandó cambiar algunos ritmos…”, detalla.
Punto de inflexión
Scotto Medina volvió a nacer. Lo hizo por su familia y por sí mismo. Y en esa evolución llegó, como una bendición absoluta, su proyecto.
Engranó varias razones para gestar MediPRO, con su esposa como bandera y escudo. “Haber trabajado en un área de negocios me permitió conocer mucho sobre cómo desarrollarlos en Chile”, explica.
Por el embarazo de su esposa, Daniel supo cómo funciona el sistema público y privado de salud para las mujeres en Chile y eso lo sensibilizó sobre la realidad que viven quienes tienen que acudir a ellas. “El colapso de salud me despertó frente a los complejos riesgos que tienen los nacionales y migrantes por el exceso de exigencia al que son inmersos. Y lo difícil que puede ser para su entorno familiar…”, agrega.
Adicionalmente, su esposa, quien es cirujana especialista, estaba en su proceso de homologación. Si bien es cierto que hace 6 años homologarse era más “rápido”, enfatiza, también era más complejo.
El contexto legal en el ámbito migratorio tenía aristas complejas. Las instituciones, por ejemplo, no permitían o aceptaban visas temporarias ni siquiera para atenderse con un médico. “Era muy cuesta arriba abrir cuentas bancarias empresariales, arrendar una oficina o local a empresa extranjera… Cosas sutiles como esas han cambiado de manera significativa aun cuando aún hay algunas limitantes legales”, narra.
“En este cúmulo de situaciones emergió MediPRO como una alternativa real, sensible y dedicada, que tiene como proyecto ser un centro de referencia de atención a la mujer y diagnóstico de cáncer, brindando más tiempo de atención a sus pacientes que sin duda necesitaban más cercanía de sus médicos, con un acento en lo humano…”, afirma este abogado de alma bondadosa.
Era imprescindible, en aquellos días, que el equipo de médicos que formarían parte del proyecto entendiera, por vivencia propia, la complejidad del cuadro de pacientes que recibirían, a lo que a diferencia de Venezuela, se adicionaba el componente migratorio. “Y en las conversaciones con los pacientes de ese entonces, se percibía la necesidad de un servicio más humano y sensible, que estuviera a la altura del requerimiento básico de sentir no solo una resolución de salud sino la seguridad de poder encontrarnos, de llorar el destierro y sus consecuencias en la salud…”, recuerda.
Hoy ese centro médico de venezolanos es una realidad y a diario su equipo se esfuerza por mejorar y ampliar su oferta de servicio. “MediPRO comenzó a sembrar sobre esos valores, y bueno, dos años y medio después, con un estallido social y una pandemia en curso, seguimos apostando por nuestra gente y atendiendo también a la comunidad chilena con muy buena receptividad, apostando a la ampliación para contar con espacios más clínicos que acompañen a la mujer en toda su integridad, incluyendo a su familia”.
Además de MediPRO, ¿qué otros proyectos desarrolla?
Hay varios proyectos hoy en curso, relacionados todos con MediPRO: Áreas más clínicas, con la cual brindarle a la mujer atenciones más amplias. Creemos que en la migración cada uno debe aportar desde sus áreas de especialización, lo que hace una contribución mucho mayor y más especializada, al menos nosotros es a lo que estamos abocados. Por eso somos un centro de especialidades de referencia, con especialistas y subespecialistas.
¿Cómo valora a los venezolanos migrantes en el mundo y en Chile?
Los venezolanos en el mundo como todas las culturas migrantes son un aporte desde el punto de vista que hay un enriquecimiento bidireccional cultural que amplía visiones y perspectivas y esto hace que los nacionales de cualquier nación que recibe migrantes (no solo venezolanos), se vean desafiados a salir de sus zonas de confort e igualmente para el migrante, en el caso venezolano. Hay migrantes que ni siquiera habían salido del estado o región en la que nacieron. Otros sí habían viajado bastante por el mundo.
El éxodo masivo “calificado», sin dudas, ha sido un aporte para un mundo más evolucionado del que los venezolanos somos protagonistas, pero no los únicos protagonistas. Y hago estos énfasis porque también hay que ayudar a migrar con humildad: la soberbia hace que las personas rechacen la migración. Si bien es cierto, siempre debe haber espacio para que el migrante pueda desarrollar sus culturas. En el caso nuestro destaco la celebración de la Navidad y Año Nuevo, por ejemplo, pero también debemos entender que otras culturas dan más prioridad a otro tipo de celebraciones, como en el caso de Chile con las Fiestas Patrias. Y acompañar y celebrar también sus causas es justo y válido.
¿Qué percibe de los migrantes venezolanos?
Estamos en una etapa en la que el venezolano se reencuentra o adopta sus olores, sabores, lugares y hasta sus médicos, por lo que la necesidad de hoy, según lo que percibo, es a tener otro tipo de organización. Lamentablemente nos ha tocado migrar sin el acompañamiento de una embajada formalmente activa, es decir, la embajada oficial se ha convertido en una oficina para meros trámites administrativos y aun allí tienen grandes deficiencias. Y la embajada de oposición carece de estructuras, sin oficinas y sin el reconocimiento oficial por lo que se ve muy limitada a realizar acciones que inviten a una organización como comunidad extranjera de mayor y mejor impacto. Esto hace que estemos obligados a establecer un orden por nuestra propia cuenta, lo que complejiza beneficios más allá de gestiones migratorias o los que los empresarios privados demos en alianzas para beneficio de nuestra comunidad.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de sus vivencias en Chile?
Que a pesar de las grandes complejidades sociales que está viviendo y va a enfrentar Chile ahora en su proceso constituyente, cada vez que se proponen un plan mayor que lleva como propósito Chile, los chilenos pudientes y no pudientes se unen y ayudan a su país a avanzar. Son capaces de dejar de lado las individualidades en esos casos para lograr esa meta propuesta. Luego cada uno vuelve a su competitividad individual, pero tienen la capacidad de sumarse generosamente y desprendidamente por su país.
Y en cuanto al venezolano, bueno, creo es difícil decir una sola cosa, por los tiempos que vivimos, todo lo que están dejando atrás y a los riesgos a los que se aventuran en su migración actual: el paso por el desierto con niños, atravesar fronteras por pasos no habilitados sin dinero, y en ocasiones sin comida o bebida. ¡Wow! Mucho que reflexionar al respecto. Y ojo que no somos los únicos en el mundo en esas condiciones. Hay naciones que tienen años haciendo eso por lo que hay una doble reflexión sobre cómo hemos sido indolentes hasta cierto punto con esas situaciones… hasta que nos tocó a nosotros.
¿Cómo ha sido su relación con los chilenos?
Excelente, realmente muy buena. La relación personal más directa es con mi cuñado y su familia, quienes son una familia excepcional, no quiere decir que entendieron siempre todo, pero siempre tuvieron y tienen la apertura de entender, pero también marcar sus espacios, con una cercanía y con una sutileza muy linda. Los primeros años siempre un poco más complejos. Luego a todos nos tocó aprender cosas, valorar y reconocer y hoy, aun cuando nos vemos poco, cuando lo hacemos, se siente un cariño y admiración recíproco.
Eso en el plano familiar, luego, en el plano profesional y empresarial pues, creo que tiene mucho que ver con quien, pero también con cómo te relacionas. Según nuestra experiencia estamos desarrollando muy buenas y respetuosas relaciones. Hemos gestionado alianzas con empresas chilenas, con otras hemos cerrado alianzas por temas empresariales, pero nunca por falta a los acuerdos o malicia en la relación por parte de ninguna de las partes. Aún sigue una clara marcación de que se están relacionando con un extranjero y por ello tratan de resguardarse un poco más, pero con el tiempo sienten la confianza y ven también que la mayoría no estamos buscando valernos de ellos, sino que también tenemos nuestros propios sueños y aspiraciones y estamos disciplinadamente trabajando para lograrlos.
¿Qué mensaje le da a la migración venezolana en Chile y el mundo?
Que tenemos muchas condiciones para lograr más cosas como comunidad, como equipo, les digo pidamos a Dios sabiduría y desafíense a crecer como persona y pensar un poco más en el colectivo. Ayudemos a disminuir la calamidad que padecen otros venezolanos y otros extranjeros. Invitemos con nuestros actos a la humanidad, invitemos a ser más sensibles, siendo más sensibles.
Comentarios