Después de perder una pierna tras un asalto violento en Caracas y de atravesar difíciles condiciones en Venezuela, Jackson Pedron, de 41 años, emprendió un largo y peligroso viaje con su esposa y sus cuatro hijos para llegar a Estados Unidos. Juntos cruzaron siete países a pie y enfrentaron innumerables desafíos, en busca de un futuro mejor. “Pasar por eso es algo que no se lo deseo a nadie”, expresó.
Sin ingresos estables y con miedo, la familia inició una travesía a pie que duraría más de dos meses. Jackson hizo todo el camino con muletas y con una vieja pierna ortopédica.
El camino estuvo lleno de obstáculos. Durante su paso por el peligroso tapón del Darién, una selva entre Colombia y Panamá, la familia enfrentó condiciones extremas.
Apenas podía caminar por las selvas llenas de restos humanos”, explicó Pedron, quien recordó que hubo días en los que no sabía si podría seguir adelante.
Una vida marcada por un disparo y un amor incondicional
El 19 de septiembre de 1999, la vida de Jackson Pedron cambió para siempre. Caminaba por su barrio en Caracas, cuando un grupo de hombres intentó robarle los zapatos, según contó en una entrevista con Chicago Tribune. La situación se tornó aún más violenta y Pedron recibió un disparo en la pierna.
Fue trasladado herido a un hospital de la capital venezolana y no pudo recibir el tratamiento necesario. Así, siete días más tarde tuvieron que amputarle la pierna. “La herida se agravó por la falta de recursos médicos”, recordó Pedron, quien desde entonces tuvo que caminar con muletas y una prótesis.
Poco después de ese hecho, conoció a Carolina Hidalgo en una reunión de vecinos. A partir de ese momento, nunca volvieron a separarse. Hidalgo estuvo a su lado durante las dificultades que siguieron a la amputación y lo ayudó a recuperarse. “Ella es mi vida. Mi todo”, aseguró.
Al poco tiempo, la pareja se mudó con Jackson. Tuvieron tres hijos y, si bien la situación en Venezuela no era fácil, se las arreglaban para vivir: él vendía dulces en la calle y ella trabajaba como secretaria en una dependencia estatal.
La decisión de abandonar Venezuela y el difícil viaje hacia EEUU
En 2018, cuando Carolina esperaba a su cuarta hija, tuvo que pedir una licencia laboral porque cursaba un embarazo de alto riesgo. Fue despedida y comenzó a recibir amenazas.
Le mandaron un mensaje de que iban a hacerle daño a mis hijos. A mí me amenazaron por mi discapacidad”, afirmó. Fue entonces cuando decidieron irse de Venezuela con sus cuatro hijos. Primero fueron a Colombia, donde seguían recibiendo amenazas de muerte.
En 2023, Pedron y su familia emprendieron un viaje desde Colombia hacia Estados Unidos. Atravesaron Centroamérica; y ya en México tuvieron que viajar en “La Bestia”, como se conoce al tren de carga que va a través de ese país y al que Pedron describió como “una película de terror, pero en la vida real”. Durante el viaje, perdieron todas sus pertenencias, su dinero y sus documentos, pero siguieron adelante.
Después de meses de caminata, la familia cruzó la frontera hacia El Paso, Texas, donde se entregaron a las autoridades de inmigración. De allí fueron trasladados a Chicago, en diciembre de 2023.
A pesar de los desafíos que enfrentaron, la llegada a Estados Unidos marcó un nuevo comienzo para Jackson Pedron y su familia. En Chicago, más de 24 años después de conocerse, la pareja se casó. “Queríamos seguir adelante”, comentó Jackson. La boda se celebró en el juzgado del condado de Cook.
Ahora la familia vive en un refugio en el barrio de Little Village, mientras espera una resolución a su solicitud de asilo. Pedron recibió una nueva pierna ortopédica que le permitió recuperar cierta movilidad. “Puedo tomar la mano de mi hija más pequeña mientras la llevo a la escuela, algo que no pude hacer con mis hijos mayores”, valoró. Ahora, su sueño es conseguir un hogar estable para su familia y que sus hijos aprendan inglés y prosperen en su nueva vida. “Le prometí a mi hija una habitación”, concluyó.
Fotos: Armando L. Sanchez/Chicago Tribune
Texto: La Nación de Argentina
Comentarios