Detrás de cada éxito en cocinas hay millares de horas detrás de los fogones, de cortar ingredientes y de probar recetas y técnicas. Hay también mucha formación, trabajo raso y lectura que se amalgama con talento y creatividad. Y esa es la historia de Atrio, en Sao Paulo, el restaurante que dirigen dos hermanos migrantes venezolanos: Rosa María y Christian Schiavi Molina.
Rosa María y Christian nacieron en Tovar, estado Mérida, de padre italiano y madre venezolana. Cocineros de profesión, trabajaron en distintos lugares de Mérida y luego, durante cuatro años, en restaurantes de Piura, al norte de Perú, aprendiendo comida peruana y nikkei. Después de hacer un estudio de mercado, decidieron establecerse en Sao Paulo, concretamente en la ciudad de Cunha, porque vieron que no había muchos locales de comida venezolana en la zona.
Con esta idea en mente, los hermanos Schiavi fundaron Atrio, que acaba de entrar en el puesto 94 de Guru (y quedaron en el puesto 1 de comida venezolana y en el 3 de comida peruana), un ranking que selecciona a los 100 mejores restaurantes de todo Brasil. No es poco decir: este inmenso país, el más grande de Latinoamérica, tenía registrados en 2021, más de 21 mil restaurantes, sin incluir los de comida rápida.
Atrio ofrece comida venezolana y peruana, con algunas fusiones con productos locales, preparadas con altas técnicas de cocina y servidas en coloridos emplatados. Se distingue de otros locales venezolanos porque va más allá del budare y la fritura profunda. Tiene platos de cocción lenta, como el asado negro, y otros que demandan artesanía y creatividad, como los raviolis de pescado que se han convertido en uno de los favoritos de los comensales.
Es un restaurante que recibe comensales de muchos países debido, sobre todo, a su ubicación, pues Cunha es la última ciudad de Sao Paulo, limitando con Río de Janeiro.
Recibimos personas de Japón, Perú, Chile, Estados Unidos, Europa, además de venezolanos y brasileños. El público local es muy receptivo con los migrantes, les gusta saber de su cultura y, por supuesto, de su cocina”, cuenta Rosa María.
Los platos más pedidos en Atrio son, entre otros, arepas, tequeños, ceviches, arroz con mariscos, lomo saltado y raviolis de pescado.
En Cunha hay dos estaciones bien marcadas, y el menú de Atrio puede variar un poco según la temporada y los productos locales que se encuentren. Por ejemplo, en invierno, incorporan la hallaca y la leche de burra, una especie de ponche merideño que se prepara con anís estrellado, miche o ron.
En esta época de verano en Sao Paulo, que dura hasta el 20 de marzo, el menú ofrece platos fríos como ceviches, tiraditos y tartares; platos calientes; entradas calientes; abrebocas; postres, bebidas y tres tipos de arepas. También tienen opciones veganas de todo tipo.
Aunque los dos hermanos están a cargo de todos los procesos y de dirigir al equipo, Christian suele ocuparse más de los platos fríos y Rosa María de los calientes.
En todo este periplo culinario hemos vivido muchas anécdotas, pero algo que nos toca en particular el corazón es cuando llegan venezolanos, nos cuentan de dónde vienen, escuchamos sus historias y ellos la nuestra. Compartimos la añoranza por nuestro país. Y ellos comen lo que ofrecemos y nos dicen que se sienten en casa. Sao Paulo es inmensamente grande y, de alguna manera, tanto ellos como nosotros sentimos mucha alegría cada vez que nos reencontramos como venezolanos”, dice Rosa María.
Texto: Giuliana Chiappe/El Estímulo
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