Entre las nuevas líneas de investigación que levantan la Fiscalía del Ministerio Público y la Policía de Investigación de Chile (PDI) en Chile por el secuestro y asesinato del teniente retirado Ronald Ojeda resalta la que apunta directamente al coronel Alexander Granko Arteaga, conocido como el «carnicero de Maduro», como posible líder de la operación.
Para fortalecer esta hipótesis los investigadores esperan el análisis de pruebas clave. En este contexto, el fiscal Héctor Barros solicitó ayuda al Departamento de Justicia de EE.UU. para rastrear la actividad en redes sociales de Granko en las fechas cercanas al crimen.
Las sospechas indican que Granko habría comandado personalmente el secuestro de Ojeda, participando directamente en su captura en un edificio en Independencia. Según las investigaciones, el director de la DGCIM habría sido el hombre armado que sometió al exteniente, lo subió a un vehículo y facilitó su posterior ejecución.
Las pesquisas apuntan que, tras el asesinato, Granko habría viajado a Perú, donde testigos indican que se realizó el pago por la ejecución de Ojeda. Entre las pruebas que se analizan se encuentra una huella encontrada en el ascensor del edificio donde ocurrió el secuestro, aunque los investigadores no tienen expectativas de obtener información desde Venezuela para confirmar si pertenece a Granko.
Paralelamente, la familia de Ojeda recibió información temprana sobre la posible participación de un militar en el crimen.
Granko Arteaga fue condecorado en enero de 2024 por Nicolás Maduro con la Orden Bicentenario de la Victoria de Ayacucho. Hoy es el actual jefe de la Dirección de Asuntos Especiales (DAE) de Venezuela y es señalado como el encargado de las operaciones de secuestro y desaparición del régimen.
Ha construido su reputación a lo largo de los años, comenzando como escolta de Hugo Chávez. En 2018, lideró el operativo que resultó en el asesinato del policía Óscar Pérez y otros seis opositores en la conocida «masacre de Junquito».
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