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Los milagros de la Tía de los Masajes: “Sus manos tienen un don que solo Dios pudo haberle dado”

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Tiene algo suave en la voz que es de Dios. Basta con escucharla para saberlo. Detrás de la entrada del consultorio 703, en la avenida Nueva Providencia 1945, a la salida de la estación Pedro de Valdivia del Metro de Santiago, suelen ocurrir milagros.

Allí, Isovet Chirinos, conocida como La Tía de los Masajes, realiza masajes relajantes, descontracturantes, antiestrés. Pero cada terapia va más allá del poder rejuvenecedor y sanador de sus manos.

Chirinos es muy espiritual y se cuentan por decenas los testimonios que le otorgan un poder sobrenatural a cada uno de sus mensajes, a cada uno de sus masajes.

Milagros Díaz @milagros1606 es uno de esos casos. Con la voz entrecortada y los ojos rojos de las lágrimas, contó su experiencia.

 

Después del Covid fueron tres meses con temblores en mis extremidades, sobre todo en esta mano (la derecha). Llegué acá con un temblor y ya no me tiembla. De verdad es una bendición de Dios. Increíble. Increíble. Es una de las experiencias de sanación y de relajación. Increíble. Si va a terapia y no les funciona. Inténtenlo con ella y verán”, detalla en un video.

“Me cambió la vida”

Isovet asegura que la parte más gratificante de su trabajo son los testimonios. Nunca olvida el caso de una chilena que visitó en su hogar. Tenía 50 años, pero parecía de 70. Para caminar tenía que recibir apoyo de dos personas y padecía al menos 6 patologías que la postraron en una cama.

Lo primero que hizo fue resetearla mentalmente. Le pidió olvidara cada uno de los diagnósticos que conocía. Y entonces, con oración y con una técnica inventada por ella en el marco de su permanente formación, logró hacerla sonreír y sacudirse la pesadez física y espiritual.

Estos masajes me cambiaron la vida por completo. No podía moverme. No podía caminar y ahora ya no siento el mismo dolor. Lo mínimo para como estaba. Te pasaste”, se ve a la mujer en otro video testimonial.

Uno de sus momentos más felices ocurrió con Dulce Meza, corista de Ana Gabriel, quien en víspera de un concierto llegó a Santiago con inflamación en varias zona del cuerpo. Y tras acceder a recibir la atención de la Tía, tras su masaje el dolor y la hinchazón, se terminaron.

Les quiero comentar que estoy muy contenta, porque la Tía de los Masajes hizo un milagro en mí. Ha quitado todas las contracturas que tenía y me ha dejado totalmente maravillada con esas manos que tiene con un don que solo Dios pudo haberle dado”.

Un ángel resiliente

La historia de Chirinos es compleja. Tras llegar a Santiago para visitar a sus hijos y quedarse varada por la pandemia, salió a trabajar limpiando un edificio. ¿Lo más duro? No recibió sueldo. Isovet trabaja desde los 6 años y por ello no logró contenerse.

Eso la llevó a ofrecer masajes a domicilio. Se llevaba la camilla a pie, en metro y luego en un furgón, hasta que la alta demanda de sus servicios la llevó a abrir un consultorio. ¿Su secreto? Una técnica descontracturante innovada por ella, tras acumular experiencias de alivio con sus pacientes.

Todos los días doy gracias a Dios porque utiliza mis manos para aliviarle los dolores a las personas”, indica la tía, quienes muchos la llaman “manos de ángel”, “manos que sanan”, empezando por la reconocida actriz María Gabriela de Farías, quien fue una de sus primeras pacientes gracias a Ronald Fernández, de Limpiezas Faciales, por esa y muchas conexiones más con distinguidos artistas.

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