Portada

Luis Manuel Marcano propone reforma de Corte Penal Internacional: «Debe detener masacres y arrestar a dictadores»

0

Luis Manuel Marcano, asilado político venezolano en Chile, abogado, historiador, comunicador y uno de los 33 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia nombrado por la Asamblea Nacional en julio de 2017 -entonces con mayoría opositora- , analiza en el artículo de opinión Maduro contra el pueblo: desafíos de la comunidad internacional , el escenario de Venezuela tras el fraude electoral cometido por el régimen de Nicolás Maduro el pasado domingo 28 de julio.

El abogado, quien reside en Santiago desde 2017, resalta además como académico-investigador de la Universidad SEK.

En un gesto que parece extraído de un manual de dictadores desesperados, Nicolás Maduro convirtió a Venezuela en una caja oscura, un espacio donde la verdad se distorsiona o se oculta completamente, y la represión se ha instaurado como el pilar fundamental de su gobierno”, sostiene Marcano para referirse a Adolf Hitler y Saddam Hussein como dictadores o tiranos emblemáticos que al verse acorralados en sus últimos momentos, descargaron toda su furia contra una sociedad indefensa que ya los repudiaba.

Marcano contextualiza para detallar como, tras intentar perpetrar un fraude electoral a la vida del mundo, Maduro y su séquito se encontraron cada vez más aislados. ¿La solución? Recurrir al poder judicial, una institución que, bajo su régimen, ha sido completamente sometida a su control y manipulada para servir a sus intereses.

Sin embargo, la comunidad internacional, con aval de países aliados de Maduro, no se dejó engañar por la exhibición de las pruebas del fraude electoral y el ocultamiento de las actas de escrutinio.

“La resistencia del régimen a revelar la verdad no hizo sino exponer aún más su fragilidad, demostrando que, pese a su aparente control, Maduro y su círculo íntimo están cada vez más acorralados por la verdad y la presión internacional”, asegura para referirse luego a la represión violenta contra la población, con asesinatos y brutalidad en las calles y medidas drásticas para silenciar cualquier voz disidente, entre ellas la suspensión de redes sociales como X y anuncio de la eliminación de WhatsApp.

En su percepción, en su intento de preservar su gobierno, Maduro muestra que está dispuesto a arrasar con cualquier vestigio de libertad y dignidad en Venezuela, dejando al país en un estado de asfixia donde la oscuridad informativa y el miedo dominan cada aspecto de la vida cotidiana.

CPI abre investigación a Venezuela por crímenes de lesa humanidad

Evolución de las condenas

En opinión de Marcano, la comunidad internacional enfrenta un dilema de gran envergadura: “¿Permitirá que una nueva dictadura eche raíces en el ya debilitado tejido democrático de América Latina?” Y destaca los casos de Nicaragua y Cuba, sometidas a regímenes autoritarios.

El caso de Venezuela bajo el mando de Nicolás Maduro podría establecer un peligroso precedente. Si se permite que otro gobierno autocrático prospere, es posible que otros líderes, como militares descontentos o políticos oportunistas, decidan seguir el ejemplo de Ortega, Maduro y Díaz-Canel, vulnerando la voluntad popular y consolidando su poder a través de la represión y la manipulación”, advierte.

Según Marcano, el desafío para la comunidad internacional es claro: debe evolucionar más allá de las condenas retóricas y las sanciones económicas que, aunque necesarias, han demostrado ser insuficientes para frenar la brutalidad de estos regímenes. “La comunidad internacional debe considerar la implementación de medidas coactivas más contundentes que respondan a la gravedad de las violaciones sistemáticas de derechos humanos en países como Venezuela”, añade.

El jurista sostiene que las denuncias de crímenes atroces, incluidos asesinatos de menores, violaciones masivas y la persecución de disidentes, documentadas en innumerables videos y reportes, son un clamor urgente que no puede ser ignorado.

“Es hora de que la comunidad internacional tome la iniciativa y avance hacia un modelo de intervención que supere las limitaciones actuales, un modelo que no se limite a la condena diplomática o a sanciones económicas que muchas veces resultan insuficientes”, agrega.

Two police officers wearing helmets on a motorbike, with one gesturing at people along a road.

Corte Penal bajo la lupa

El también doctor en Historia se refiere a David Rieff en A Bed for the Night: Humanitarianism in Crisis, para sustentar cómo la comunidad internacional ha fallado repetidamente al enfrentar crisis humanitarias, quedando atrapada en un ciclo de ineficacia y falta de voluntad política para actuar decisivamente.

“Ante la proliferación de regímenes autoritarios en América Latina y otros lugares del mundo, es imperativo que se adopte un enfoque más robusto y dinámico, capaz de responder rápidamente a las violaciones de derechos humanos y evitar que se repitan los horrores del pasado”.

Marcano es contundente:

La reforma de la Corte Penal Internacional con poderes efectivos para intervenir en situaciones de crisis humanitaria se presenta como una necesidad urgente. Esta idea no es nueva, pero su implementación ha sido obstaculizada por la resistencia de estados soberanos que temen perder el control sobre sus propios asuntos internos”, afirma.

El académico considera que la soberanía no debe ser un escudo para la impunidad y muestra cómo la historia reciente brinda ejemplos claros de lo que ocurre cuando la comunidad internacional no actúa a tiempo. Destaca casos como las masacres en Srebrenica, el genocidio en Ruanda, y más recientemente, la devastación en Siria. “Cada uno de estos episodios es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la inacción”.

Para el jurista, la inacción frente a crímenes atroces no solo permite que los perpetradores continúen sus actos de barbarie, sino que también envía un mensaje claro a otros líderes autoritarios: la comunidad internacional no está dispuesta a intervenir, incluso cuando los crímenes son evidentes.

“Esta pasividad contribuye a un ciclo de violencia y represión que podría haberse evitado con una respuesta internacional más decidida. Un ejemplo contemporáneo es el caso de Myanmar, donde la inacción global permitió que la violencia contra los rohinyás se convirtiera en una limpieza étnica a gran escala. Ante estos antecedentes, es crucial que se establezca un mecanismo internacional que no solo tenga el mandato de actuar, sino también la capacidad real de hacerlo”.

Protección efectiva de DDHH

El docente e investigador cree que la propuesta de reformar la Corte Penal Internacional (CPI) para que pueda realizar incursiones rápidas, detener masacres y arrestar a dictadores resulta crucial para la protección efectiva de los derechos humanos.

Este enfoque no solo permitiría una respuesta más urgente y decisiva ante crisis humanitarias, sino que también enviaría un claro mensaje a los regímenes autoritarios de que la impunidad ya no será tolerada. (…). Es esencial que la comunidad internacional, bajo la bandera de las Naciones Unidas, tome medidas concretas y determine un nuevo rumbo en la defensa global de los derechos humanos. La inacción o respuestas tibias solo perpetuarán la impunidad y permitirán que los regímenes opresivos se fortalezcan”.

Marcano insiste en que el fracaso en prevenir atrocidades a menudo se debe a una falta de voluntad política. “Reformar la CPI para dotarla de poderes operativos podría ser el catalizador para una nueva era de justicia global, garantizando que los crímenes contra la humanidad sean no solo condenados, sino efectivamente castigados. Este es el momento para que la comunidad internacional haga un alto en el camino y reconozca la gravedad de la encrucijada en la que se encuentra”.

Y para finalizar, se refiere al pensamiento de Ban Ki-moon en Resolved: Uniting Nations in a Divided World, al resaltar que la unidad y la determinación son esenciales para enfrentar los desafíos globales.

“No se trata solo de intervenir en una crisis puntual, sino de establecer un precedente que prevenga futuras tiranías y proteja la dignidad humana en todas partes. Si la comunidad internacional falla en este momento crucial, dejando a los venezolanos a la suerte de un dictador genocida, no solo se permitirá que más países caigan bajo el yugo de regímenes opresivos, sino que también se erosionará la credibilidad de las Naciones Unidas y de todas las instituciones internacionales que deberían ser los guardianes de la paz y la justicia global”.

 

Lea también

Comentarios

Comentarios cerrados.

Más de Portada