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Migró a Chile a probar suerte hace 30 años y hoy su empresa lidera el negocio de importación de frutas

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Gabriel Massuh Isaías, empresario chileno-ecuatoriano, logró un envión gracias a una oportunidad de negocio con un millón de kilos de palta que le permitieron ganancias increíbles.

La historia de Gabriel Massuh Isaías, reconocido empresario, muestra el poder de la disciplina para alcanzar el éxito. El  chileno-ecuatoriano llegó a Chile en 1992 para cumplir un gran sueño: fundar su propio negocio y triunfar, en una época en la que las condiciones para emprender no eran las mismas que hoy.

“Yo había terminado hace muy poco de estudiar y me aventuré a venir a este país porque sabía que tenía un potencial muy alto para emprender”, comenta el empresario que comenzó su viaje en Ecuador, donde, tras completar la secundaria, se trasladó a Estados Unidos para su educación universitaria.

Graduado en 1992, Massuh tomó una oportunidad significativa en el sector de importación, empezando con plátanos, debido a la posición de Ecuador como principal proveedor de esta fruta a Chile.

Gabriel Massuh

Su iniciativa comenzó en 1993 con una pequeña importadora. Esta decisión marcó el inicio de su carrera empresarial, aunque inicialmente había estudiado agronomía antes de cambiar a negocios.

Al principio, enfrenté muchas dudas y desafíos. Ser joven y emprendedor en un nuevo país no era fácil. Tenía que probar constantemente mi valor y capacidades en un mercado dominado por figuras más experimentadas”, reflexiona Massuh sobre sus inicios.

Un camino con dificultades

El camino de Massuh no estuvo exento de obstáculos. A su llegada a Chile, enfrentó desafíos típicos de un joven emprendedor, especialmente en un entorno donde la figura del empresario joven era poco común. Aprendió rápidamente que los conocimientos académicos no siempre se equiparan con la experiencia real en el mundo empresarial.

Durante sus primeros años se encontró con dificultades como cheques sin fondos emitidos por sus clientes y la necesidad de establecer credibilidad en un entorno empresarial dominado por individuos más experimentados y mayores.

La crisis del 2008 fue una de las peores recesiones económicas de la historia moderna, que afectó a todo el mundo y tuvo graves consecuencias sociales y políticas. En este contexto, Bagno, que había comenzado a consolidarse desde comienzos del nuevo milenio, tuvo que afrontar el mal momento económico.

La crisis financiera de 2008 fue un momento decisivo. Nos obligó a repensar y adaptar nuestra estrategia. Fue entonces cuando decidimos diversificar nuestra oferta de productos, lo que resultó ser una jugada maestra para nuestra supervivencia y crecimiento”, cuenta Massuh.

En lugar de limitarse a la importación de plátanos, Massuh diversificó su cartera para incluir otras frutas como mangos, paltas, piñas, limones y naranjas. Esta estrategia de diversificación resultó ser un acierto, permitiendo a su empresa no solo sobrevivir sino también expandirse significativamente.

Oportunidad de oro

Sin embargo, esa no fue la única acción que llevó a Bagno a salir de la crisis, ya que en 2011 supo aprovechar una oportunidad de negocio. “Ese año tomamos una gran decisión al invertir en un pedido masivo de frutas. Fue un riesgo calculado, pero confiaba en mi análisis del mercado. Esta decisión no solo nos salvó de dificultades financieras, sino que también multiplicó nuestros ingresos, consolidando nuestra posición en el mercado”, revela Massuh sobre uno de los momentos más críticos de su carrera.

Aquella oportunidad se dio gracias al ofrecimiento que un amigo productor que necesitaba un anticipo de dinero para cosechar sus paltas. Massuh Isaías le prestó 600 mil dólares a cambio de un millón de kilos de paltas, a un precio muy conveniente. La inversión resultó ser muy exitosa, ya que el precio de las paltas subió mucho debido a la escasez del producto.

De esta forma, Massuh vendió las paltas por 3 millones y medio de dólares, multiplicando por seis su capital inicial. Con ese dinero, pudo pagar deudas y expandir su negocio, convirtiéndose en uno de los referentes del sector.

El empresario subraya que el núcleo de su éxito radica en tres aspectos cruciales: perseverancia, pasión por el trabajo y un compromiso inquebrantable con el aprendizaje continuo.

Estos elementos han sido vitales en mi trayectoria profesional. La pasión, la perseverancia y el constante afán de aprender son fundamentales para cualquier empresario”, enfatiza.

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Massuh logró un equilibrio saludable entre su vida laboral y familiar, resaltando la importancia de saber delegar y confiar en su equipo. Reconoce que su familia es su mayor apoyo y fuente de motivación, procurando siempre dedicarles tiempo de calidad. Asimismo, considera a su equipo como una segunda familia, depositando su plena confianza en su talento y compromiso.

Al reflexionar sobre el legado que desea dejar y su mensaje para los futuros empresarios, Massuh se enfoca en la honestidad, la integridad y el esfuerzo constante.

Aspiro a ser recordado como alguien que trabajó arduamente y con principios. Mi consejo para los futuros emprendedores es creer en sí mismos, actuar con honestidad y dedicarse al trabajo duro. Estos son los pilares del éxito”, concluye. Además, insta a los empresarios a actuar con responsabilidad ambiental y social, contribuyendo al desarrollo sostenible de la región y el país.

La historia de Massuh sirve como un inspirador testimonio del poder de la resiliencia y la relevancia de la autoconfianza, ofreciendo una lección invaluable para quienes aspiran a emprender en el mundo empresarial.

Texto y fotos tomado desde La Nación de Chile

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