El prestigio ganado desde 2018 por Pololos Boutique en Santiago y todo chile genera un orgullo enorme y lo hace porque sus propietarias Mayela Arrieta y Fabiola Rosales, de 35 y 33 años, nacidas en Maracaibo, estado Zulia, construyen con su trabajo y asesorías personalizadas una imagen que a diario gana reconocimientos y comentarios maravillosos.
Y no es fácil lograr ese feeling y evolucionar a diario. Lo logran porque son buenas amigas, cuñadas y profesionales que hoy suman más de 1.500 novias con atención personalizada y la intención es que sean cada vez más.
Lo que pocos saben es cómo nació esta boutique de bodas que ya comienza a ser referencia en Chile. Causalidad. En 2015, al llegar a Santiago, Fabiola, graduada en Economía, consiguió trabajo en una empresa de cobranza, donde generaba ingresos hasta salir embarazada de su segundo hijo.
Quería dedicarle más tiempo de calidad a sus pequeños. Mayela, por su parte, llegó a Chile en 2017 con su niño de 9 meses y se dedicó a su cuidado. “Como Fabiola decidí quedarme en casa y cuidar de mi hijo, así que buscamos la forma de generar ingresos desde casa. Pasamos de una cosa a otra sin otro objetivo que buscar otra fuente de ingreso y aunque pensábamos en algún negocio propio, en ese momento no teníamos ni capital ni una idea clara de qué hacer, cuenta la zuliana, de profesión orientadora.
El vestido de la suerte
Un día Arrieta, realizando inventario sobre lo que no había traído en sus maletas al emigrar, recordó su vestido de novia. “Lo pedí en Venezuela. Al tenerlo conmigo y en la necesidad de dinero, Fabiola me sugirió venderlo, así que mis ganas de quedármelo duraron poco”, comenta y ríe.
El proceso de venderlo no resultó sencillo, les tocó revisar el tipo de tela, el estilo del vestido y todo lo que consideraban que podría resaltar para hacerlo llamativo. “Eso para luego evaluar brevemente el mercado de los vestidos usados y asignarle valor. Finalmente, y después de varias pruebas de novias interesadas, habíamos logrado vender mi vestido, sostiene Mayela.
Esa experiencia sembró la duda de cómo sería vender vestidos de novia en Chile. “Decidimos encargar un vestido de Venezuela para intentar venderlo y así nació Pololos Boutique, desde cero y con un vestido en inventario”, cuenta Fabiola, quien explica que decidieron darle identidad desde el primer momento con la creación de un logo y de la cuenta en Instagram.
“Sobre la marcha fuimos avanzando y dándole forma a nuestra imagen”. Y ambas insisten en que desde el día 1 se sienten emocionadas y comprometidas. “Sabíamos que era una oportunidad de manejar nuestros tiempos con los niños que estaban tan pequeños y con algo de fe lograr la anhelada estabilidad económica que todo migrante desea. Hoy atendemos y agendamos previa cita para pruebas presenciales y una novia a la vez, lo que garantiza atención personalizada y comodidad durante la prueba. Realizamos ventas online, previa asesoría, con envíos a todo chile para las novias que tienen dificultad en asistir a la tienda”.
Bien valoradas
Su trabajo es tan bueno que Pololos Boutique se encuentra en la plataforma más importante de proveedores para bodas de Chile: matrimonios.cl , quienes reconocen a su emprendimiento por segundo año consecutivo, como una de las tiendas más recomendadas y mejores valoradas por las parejas inscritas.
“Estamos logrando que cientos de novias confíen en nuestra asesoría para elegir su vestido de novia. Sabemos que es un día especial porque también estuvimos allí (fuimos novias en busca de un vestido soñado) y coincidimos en que se presta poca atención a ese momento, que las personas que te atienden tienen poco conocimiento de los estilos de vestidos, los tipos de cuerpo y cómo elegir un diseño que favorezca tu figura y realce lo mejor de ella”, añade.
Para Mayela y Fabiola la elección y prueba del vestido es un momento único y el servicio que brindan busca no sólo asesorar en elegir el mejor vestido sino que puedan guardar un hermoso recuerdo de su atención. “Nos encanta el trabajo que realizamos y sin duda cuando algo te apasiona se nota”, afirman.
Hace poco cumplieron 3 años y se sienten orgullosas de haber vestido más de 1.500 novias. “Estamos muy agradecidos por la confianza”, sentencian.
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