¡Importantísimo hito científico! Zulmary Alicia Manjarres Farías, licenciada en Bioanálisis con diplomado en inmunología, Maestría en Ciencias Biológicas y doctorado en Ciencias Fisiológicas, tuvo un aporte fundamental en una reciente investigación que permitió un hallazgo relevante sobre el dolor neuropático en el Parkinson.
Observado en modelos preclínicos, este avance —próximo a ser publicado— abriría la puerta a nuevas estrategias terapéuticas enfocadas en los síntomas tempranos de una enfermedad que en Chile afecta a 40 mil personas, y cuya prevalencia mundial se ha duplicado en los últimos 25 años.
Zulmary, nacida en La Guaira, Venezuela, sostiene que los hallazgos abrirían una ventana crucial para la intervención temprana, ya que el daño comienza antes de que los síntomas motores se hagan evidentes.
Gracias este trabajo pude aprender muchas técnicas sumado a generar datos prometedores que esperamos puedan ayudar la vida de pacientes con Parkinson en el futuro”, resalta la investigadora criolla, recientemente instalada en Dallas, tras ser contratada por el laboratorio de Katelyn Sadler y Theodore Price, ubicados en la Universidad de Texas.
Manjarres, responsable del estudio, explicó que este tipo de dolor, considerado un síntoma “no motor”, suele aparecer hasta una década antes del diagnóstico formal. “La gente no suele asociar Parkinson con dolor, pero seis de cada diez pacientes lo han experimentado”, detalla, precisando que el dolor neuropático se diferencia del asociado a la rigidez muscular y los temblores, pues surge por daño en el sistema nervioso periférico.
“El dolor es un tema importante y esencial a la hora de tomar en cuenta la calidad de vida de los pacientes. Mi mayor deseo es poder seguir trabajando en la investigación relacionada al dolor, seguir formando futuras generaciones y poder ayudar eventualmente a estos pacientes”, añade.
Enamorada del Amazonas
“¡Soy lo que siempre quise ser de niña! Afortunadamente”, cuenta.
Zulmary recuerda que eligió Bioanálisis por el pénsum -mucha bioquímica y microbiología- en la UCV, pero a la mitad de la carrera supo que no quería dedicarse al entorno clínico clásico sino a la investigación.
Hizo sus pasantías rurales de Bioanálisis en el Amazonas, prácticas que la marcarían para el resto de su vida en torno del compromiso con los pacientes y su mejoría. “Estuve a punto de querer quedarme allí y todo cambió cuando conocí a Valentina Quintero por mera casualidad allá, quien me dio una perspectiva diferente de las cosas en ese momento”, recuerda.
Realizó su tesis de pregrado en el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, donde aprendió técnicas de diagnóstico molecular en microbiología y del sistema de vigilancia epidemiológico en Venezuela. También trabajó en el Laboratorio de la Dra. Noya del Instituto de Medicina Tropical bajo la supervisión de la Dra. Zoraida-Diaz Bello, laboratorio en el que nació su pasión por la Inmunología y conoció a quien sería su mentor en ciencias, el Dr. Matías Reyes-Lugo.
Fue docente Instructor a medio tiempo en la Cátedra de Bioquímica de la Escuela de Bioanálisis.
Uno de los momentos de su vida que la marcaron ocurrió en 2023. La promoción de ese año -parte de la segunda cohorte de Bioanalistas a los que les dio clases, la nombró epónimo de promoción. “Tuve la oportunidad de ir a Venezuela ese año y de poder graduarlos junto con las autoridades en ese acto tan solemne como solo puede ser estar bajo nuestras queridas nubes de Calder en el Aula Magna. Nunca olvidaré ese día”.
Chile y sus referentes
Gracias a su talento y formación, Zulmary aplicó al Programa de Doctorado en La Pontificia Universidad Católica de Chile y fue aceptada.
“Si bien mi pasión es la inmunología, al conocer el trabajo de la Dra. Margarita Calvo en torno al dolor neuropático en la Pontificia Universidad Católica de Chile, no solo quise involucrarme sino además combinar ambos temas”, sostiene quien colaboró con el Dr. Rodrigo Pacheco, de la Fundación Ciencia Vida -quien sería su director de tesis principal en este trabajo-, un experto en Inmunología avalado por la Fundación de Michael J. Fox para el estudio de Parkinson.
“Chile fue un sitio donde considero que florecí y maduré como científica. A lo largo de mi doctorado viajé y presenté avances de mi investigación en diversos países como Portugal, Alemania y Canadá. Es importante acotar que gané diversos premios nacionales e internacionales durante mi doctorado gracias a nuestros resultados, además de conocer gente increíble por el mundo tan apasionados por la ciencia como yo”, añade.
Para Manjarres el doctorado fue demandante puesto que incluyó desafíos como ser extranjera, la pandemia y el estallido social en Chile, sin embargo, el resultado es prometedor. “Fueron oportunidades de crecer y seguir madurando aún en la adversidad”.
Hoy su plan es continuar trabajando en microbiota y dolor, esta vez en un modelo de endometriosis con muestras de modelos experimentales y pacientes.
“Es apasionante todo lo que se viene en materia de ciencia, conocimientos por generar y técnicas por aprender. El dolor es un tema importante y esencial a la hora de tomar en cuenta la calidad de vida de los pacientes. Mi mayor deseo es poder seguir trabajando en la investigación relacionada al dolor, seguir formando futuras generaciones y poder ayudar eventualmente a estos pacientes”.
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