Chile tiene una larga tradición de abucheos y ovaciones en el Festival de Viña del Mar. No importa la nacionalidad, el prestigio o la trayectoria del artista: si el público no está contento, lo demuestra sin filtros. Viña es un campo de batalla donde el talento y la conexión con la audiencia deciden el destino del espectáculo. Sin embargo, el caso del comediante venezolano George Harris en Viña 2025 fue transformado por los medios en una supuesta muestra de xenofobia, desviando la atención de lo que realmente ocurrió y sembrando una narrativa manipulada que encendió un debate innecesario.
Pero ¿realmente el público chileno abucheó a George Harris por ser venezolano? ¿O fue la prensa la que necesitaba un titular escandaloso para alimentar su agenda? La xenofobia no estuvo en la Quinta Vergara, sino en la construcción mediática de una historia diseñada para polarizar y dividir.
Viña del Mar: un festival sin concesiones
Para entender lo que ocurrió con Harris, primero hay que comprender la cultura del Festival de Viña del Mar. Durante décadas, el “Monstruo” de la Quinta Vergara ha sido el juez absoluto de cada artista que pisa su escenario. La audiencia de Viña no se anda con rodeos: si le gusta un espectáculo, premia con antorchas y gaviotas. Si no le gusta, no tiene piedad.
Este fenómeno es bien conocido por los artistas que aceptan el reto de Viña. Algunos triunfan, otros fracasan, y en muchos casos, las presentaciones fallidas han sido protagonizadas por artistas chilenos… En 2019, Jani Dueñas fue abucheada hasta quedar sin argumentos en el escenario, Lamentablemente en 2024, el turno le ha tocado a la comediante y actriz Javiera Contador, donde público no tubo piedad. Ninguno de estos episodios se convirtió en un escándalo de discriminación o xenofobia. Eran simplemente artistas que no lograron conectarse con el público.
Sin embargo, cuando George Harris cayó del escenario entre pifias, la historia cambió. De pronto, ya no era una cuestión de humor o preferencias del público, sino un “acto de xenofobia”. ¿Qué pasó en esta ocasión para que el juicio de la audiencia se transformara en un problema racial y migratorio?
La manipulación de los medios: cuando la agenda importa más que la verdad
El Festival de Viña del Mar siempre ha sido noticia, pero en esta edición los medios decidieron aprovechar la situación para imponer su propia narrativa. Desde el momento en que se anunció que Harris estaría en el festival, algunos sectores de la prensa comenzaron a sembrar la idea de que su show sería un blanco de ataques debido a su nacionalidad. Se promovió la idea de que existía un rechazo generalizado hacia su participación, y que su fracaso sería inevitable.
Esta estrategia de manipulación sigue un patrón conocido: generar una expectativa de conflicto antes de que ocurra el evento. Los medios, especialmente aquellos que buscan la polarización, no informan los hechos de manera neutral; los construidos. Se aprovechan las tensiones sociales para fabricar narrativas en las que siempre haya un villano y una víctima. En este caso, el villano fue el pueblo chileno y la víctima, George Harris.
Esta práctica responde a la teoría del establecimiento de agenda, donde los medios deciden qué temas deben ser discutidos y cómo deben ser interpretados. No se trataba solo de informar sobre un abucheo en Viña; se trataba de reforzar la idea de que en Chile existe un rechazo sistemático hacia los venezolanos. Y así, en cuestión de horas, la pifia de Viña se convirtió en una muestra de racismo estructural.
El error de George Harris: ¿falló el humor o la adaptación?
Si bien el ataque mediático contra el público chileno fue injustificado, también es cierto que George Harris tuvo una responsabilidad en el desenlace de su show. No es la primera vez que un comediante extranjero enfrenta dificultades en Viña. El humor, más que cualquier otro tipo de espectáculo, depende del contexto, la idiosincrasia y la conexión con el público.
Harris no logró adaptarse a la audiencia chilena. Su estilo de humor, aunque exitoso en otras latitudes, no encajó con el ritmo y las expectativas del público de Viña. No supo leer la energía de la audiencia ni modificar su show en tiempo real para rescatar la situación. Pero esto no tiene nada que ver con su nacionalidad. A lo largo de los años, artistas de diferentes partes del mundo han fallado en Viña simplemente porque su propuesta no convenció.
El problema es que cuando un chileno es abucheado en Viña, se le dice que “no estuvo a la altura”. Cuando es un extranjero, los medios buscan una explicación más conveniente y polémica: la xenofobia.
La verdadera xenofobia: el discurso que divide
Lo verdaderamente preocupante del caso de Harris no es su fracaso en Viña, sino cómo los medios utilizaron el evento para alimentar un conflicto inexistente. La xenofobia no estuvo en el público de la Quinta Vergara, sino en la forma en que ciertos medios construyeron una narrativa divisoria entre chilenos y venezolanos.
Este tipo de manipulación es peligroso porque refuerza prejuicios y desconfianza entre comunidades. En lugar de analizar la presentación de Harris con criterios artísticos y culturales, se prefirió usar su nacionalidad como el eje central de la discusión. Este tipo de discurso mediático no solo es irresponsable, sino que también genera tensiones sociales innecesarias.
Los medios saben que el miedo vende. Las noticias que generan indignación, rabia y división son las que más se comparten en redes sociales. La idea de un Chile hostil hacia los migrantes se ha convertido en un producto rentable para ciertos sectores de la prensa. Pero la realidad es más compleja.
Conclusión: una lección sobre manipulación mediática
El caso de George Harris en Viña 2025 no fue una demostración de xenofobia, sino un recordatorio del poder que tienen los medios para construir realidades paralelas. La audiencia chilena hizo lo que siempre ha hecho en Viña: juzgar a un artista en función de su desempeño. Sin embargo, la prensa decidió transformar un abucheo en un problema racial, alimentando una polarización que no tiene bases reales.
Es fundamental que como sociedad aprendamos a cuestionar las narrativas impuestas por los medios. No todo lo que se nos presenta como una injusticia es realmente tal. No toda crítica es discriminación, y no toda desaprobación es odio. En un mundo donde la información se consume de manera acelerada y muchas veces sin verificación, es más importante que nunca desarrollar un pensamiento crítico y no caer en la trampa del sensacionalismo.
George Harris no fue víctima del público chileno. Fue víctima de una prensa que decidió usar su nombre para vender un escándalo. Y ese es el verdadero problema que deberíamos estar discutiendo.
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