MigraciónVenezolanos en Chile

“La nueva migración trae color a nuestro Chile tan oscuro”

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María Eliana Carvallo, trabajadora social chilena, se refugió en Venezuela por 16 años tras huir de la dictadura de Augusto Pinochet. Cree que los extranjeros aportan mucho más de lo que restan a la sociedad austral.

Raúl Semprún

La vocación de servicio en pro de las causas más justas es una especie de tarjeta de presentación de María Eliana Carvallo, una chilena que de manera forzosa tuvo que migrar a Venezuela en 1975. Su voz armoniosa y cálida, esconde cierto temple, y su trayectoria de vida lo confirma. Antes de tener un rumbo en el mapa del mundo sentó a su esposo y le dijo que con él o sin él, ella y sus hijas Macarena y Soledad, de 4 y 2 años, se irían de un convulsionado Chile.

Antes de la dictadura, su esposo era gobernador en la comuna de Puente Alto, al suroeste de Santiago, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, y en el momento del golpe de 1973, era dirigente de la Superintendencia de Servicios Eléctricos por lo que corría peligro de muerte. “Le dije que si él no se iba yo me iba con mis hijas fuera de Chile porque no quería que le pasara algo a ellas y como me vio tan decidida empezó a buscar y encontró un contacto para irnos a Venezuela”, recuerda esta trabajadora social graduada en la Universidad Católica y nacida en Antofagasta, en 1942.

“Nosotros como familia nos contagiamos con la alegría de los venezolanos. Yo allá nunca sufrí depresión. Aquí en Chile sí me he sentido bajoneada, pero con ustedes no. Es que son tan alegres. Eso entonces creo que lo han traído acá”
María Eliana Carvallo

Su experiencia en Venezuela fue positiva. En lo humano, muy enriquecedora. En el occidente de esta nación, concretamente en Maracaibo, quedó prendada de la idiosincrasia de su gente: trabajadora, jocosa, optimista.

“Nosotros como familia nos contagiamos con la alegría de ustedes. Yo allá nunca sufrí depresión. Aquí en Chile sí me he sentido bajoneada, pero con ustedes no. Es que son tan alegres. Eso entonces creo que lo han traído acá. Por lo menos aquí en Santiago tú vas a un comercio, a una tienda, y ustedes, aunque los exploten más que a los propios chilenos, siempre sonríen, andan con mucho optimismo y camaradería. Eso es grandioso de ustedes”, cuenta con entusiasmo.

En la capital del estado Zulia, territorio petrolero por excelencia en este país, trabajó primero en el Instituto Municipal de la Vivienda de la Alcaldía de Maracaibo y luego se integró a Maquinarías Mendoza por 4 años antes de formar parte, durante una década del personal del Jardín de Infancia de la Fundación Mendoza. Allí hizo amistades que son como su familia y siempre recibió calidez y solidaridad. “Es muy bueno para Chile contar con la alegría del venezolano”, insiste.

Ignorancia y miedo

A su regreso, en 1991, llegó con una hija más, la “maracucha” Virginia, de 7 años. Recomenzó en Santiago su carrera laboral y con base en su formación en la constitución de microempresas adquirida en Venezuela, formó parte de la Fundación Trabajo para un Hermano con emprendedores de la comuna de Peñalolén. Luego, llegó a la municipalidad de Lo Espejo, como jefa del Departamento Social, Departamento de Desarrollo Comunitario y el Departamento Económico, respectivamente, hasta 2007, que pidió la jubilaran.

Al hablar de la migración en Chile, fenómeno que toma fuerza desde 2015 con la llegada de cientos de miles de venezolanos que huyen de la crisis socioeconómica, Carvallo recuerda que mucho antes era un país muy pobre y alejado del mundo. Ahora, después de 28 años de regresar a su patria, el escenario es distinto y quiere devolver la ayuda y el cariño que recibió. “Doy gracias a Dios que los venezolanos hayan llegado a Chile”, suelta antes de reconocer que tiene sentimientos encontrados. Le duelen las causas de la presencia masiva de criollos en Chile. “Hubiese querido que llegaran en otras condiciones”.

Recientemente algunos sectores tratan de crear una matriz de opinión negativa en torno de la migración en Chile, ¿cuál es su reflexión sobre el tema?

Esa opinión o percepción negativa es más que nada por desconocimiento. En Chile, recién apenas comenzó a sonar el tema de la migración porque era un país apartado del resto del mundo y muy pobre. La verdad es que aquí eran muy pocos los inmigrantes que llegaban en forma masiva, siempre era en grupos pequeños. Creo que en nuestro país, un poco la ignorancia, un poco no conocer este tema, produce temores frente a lo desconocido. Pero insisto, creo que es por la ignorancia de la gente.

¿La discriminación se alimenta de la falta de formación?

Si uno ve a las personas que han viajado, que han vivido en otros países, tienen otra postura frente a la migración. Son más receptivos, más abiertos. Las personas con mayor preparación y mente más abierta son más capaces de analizar y descubrir oportunidades en vez de desventajas con este tema. La gente con menos formación, con menos educación, discriminan más sobre este tema.

Riquezas a cántaros

María Eliana Carvallo ve como el sol del Atacama el aporte de la llegada masiva de extranjeros a Chile, sobre todo en materia cultural. Cree que eso los enriquece inmensamente como país. “Nos permite también tener una sociedad más tolerante y con miradas más amplias. En términos generales la nueva migración trae mucha alegría, optimismo, ponen color a nuestro Chile tan oscuro. Me refiero a su cultura, su música, su gastronomía, sus bailes”, sostiene.

Esta luchadora social, confiesa que no ha conocido ni a brasileños, ni dominicanos o colombianos en Chile, pero de los peruanos destaca su gastronomía y su mano de obra. “La Vega era un lugar muy triste antes. Muy oscuro, y los peruanos lo cambiaron totalmente. Se tomaron una calle de La Vega y pusieron mucho colorido y esto fue replicado por dominicanos, haitianos, colombianos y venezolanos”.

De los haitianos reconoce su aporte como mano de obra, pero por falta de oportunidades en sus áreas de competencia. “Hay además otras barreras para ellos y es el idioma y desgraciadamente la discriminación”

Al referirse a los venezolanos se le nota la afinidad. “Para mi es la migración más rica para el país. Han llegado profesionales jóvenes con mucho conocimiento, con mucha preparación. Nos ayudado a superar en parte los problemas que existen en materia de salud. Con muy buenos profesionales en este rubro, con buenos médicos”.

Dolorosa desigualdad

Carvallo nació en el seno de una familia acomodada de cuatro hermanos. Su papá era arquitecto y su mamá ama de casa. Estudió en instituciones de la Iglesia. Se formó en Educación Familiar y Trabajo Social en la Universidad Católica de Chile.

“Me tocó ver la desigualdad, incluso entre las amistades de mis padres, las nanas, los obreros que trabajaban alrededor nuestro, me parecía injusto que siendo brillantes no tenían la oportunidad para estudiar”, recuerda.

Egresó en 1966 y comenzó a trabajar en la Consejería Nacional de Promoción Popular, institución que trabajaba de la mano con organismos comunitarios y centros de madres y que creó la Ley de Juntas de Vecinos. “Mi trabajo fue en comunas de mucha pobreza”. Por su experiencia como migrante y como activista de las causas justas, su palabra suma en el tablero.

– ¿Alguna recomendación para el Estado chileno y para instituciones de la Organización de las Naciones Unidas como Acnur y la Oficina Internacional de Migraciones en relación con los inmigrantes en Chile?

– Yo primero que nada, empezaría con orientación en materia de salud, educación, vivienda y temas legales. Daría mucha asesoría para que la gente pueda acceder a beneficios. Creo que es súper importante el apoyo psicológico. Es fuerte estar como migrante y se necesita un refuerzo en esa área. Creo mucho en las organizaciones y creo que ellos deben ayudar a crear y fortalecer organizaciones de migrantes para que dentro de estas mismas organizaciones la gente vaya diciendo cuáles son sus necesidades y se sepa por estos grupos las necesidades reales.

– ¿Algo más?

– Hay que crear canales de apoyo para reconocimiento de títulos, ver que pueden hacer para agilizar la tramitación de visas para que la gente pueda trabajar en cuanto llegue, pero creo que lo más importante es crear y fortalecer organizaciones de migrantes.

CORPORACIÓN A inicios de 2018, junto con su familia, un grupo de venezolanos y chilenos, Carvallo formó una corporación de apoyo a inmigrantes criollos, con el apoyo incondicional del abogado chileno Patricio Cavada, creador de la Ley de Juntas de Vecinos, y demás organizaciones comunitarias en el gobierno de Eduardo Frei Montalva. En sus inicios se realizaron algunas actividades de apoyo y orientación a migrantes de la mano de la Cruz Roja, Migraamigos y ACNUR. “No se continuó más que nada porque la idea era que esta organización fuera dirigida principalmente por venezolanos, pero su realidad laboral, hasta ahora, no les ha permitido dedicarse a ella por falta de tiempo”.

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