Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, el presidente Gabriel Boric afirmó: “Chile no está en condiciones de recibir más migración”. Esta declaración resuena en un momento crucial para el país, cuando la crisis migratoria y sus implicaciones económicas y sociales están en el centro del debate público. Sin embargo, detrás de esta aseveración se encuentra una realidad más compleja: la migración ha sido, y sigue siendo, un factor clave en el desarrollo económico y social de Chile, pero su gestión requiere una política más articulada y justa, no solo en términos de limitación de ingresos, sino en cómo se regula a quienes ya han hecho de Chile su hogar.
Impacto de los migrantes en la economía y el sistema de pensiones
Los migrantes han desempeñado un papel fundamental en la economía chilena, en particular en el sistema de pensiones. De acuerdo con cifras recientes de corporación de seguridad social de la Cámara Chilena de la Construcción, los extranjeros representan el 11% de todos los afiliados a las AFP, lo que equivale a unas 629 mil personas. De este grupo, el 4,1% son venezolanos, quienes han llegado en grandes oleadas en los últimos años debido a la crisis en su país. Este dato es significativo, ya que demuestra que los migrantes no solo trabajan en sectores informales, sino que están integrados en el sistema previsional, aportando de manera constante a la Seguridad Social chilena.
Asimismo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha realizado estudios que confirman la importancia económica de la migración en Chile. Según un informe de esta organización, la contribución de los migrantes al Producto Interno Bruto (PIB) ha pasado del 1,3% en 2009 al 4,3% en 2017, lo que evidencia que su presencia no solo ha sido un motor de crecimiento económico, sino que ha ayudado a compensar la escasez de mano de obra en sectores clave. Aun así, a pesar de estos aportes, la población migrante solo representa el 1% del gasto en pensiones, lo que sugiere un desbalance entre lo que aportan y lo que reciben.
La urgencia de una política de regularización migratoria
Si bien Boric argumenta que Chile no está en condiciones de recibir más migrantes, el país lleva más de dos años sin implementar un proceso de regularización migratoria integral. Este vacío ha dejado a miles de migrantes, muchos de los cuales contribuyen a la economía formal e informal, en una situación de precariedad legal. Esta falta de regularización no solo afecta a los migrantes, sino que también tiene un impacto negativo en la economía, ya que perpetúa la informalidad y limita las oportunidades de integración social y económica.
La regularización no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también de eficiencia económica. Al integrar plenamente a los migrantes en la economía formal, se podría reducir significativamente el índice de trabajo informal, mejorar la recaudación fiscal y asegurar que los migrantes puedan contribuir aún más al desarrollo del país. La situación actual es insostenible y requiere una intervención urgente del Estado para crear un marco legal que permita a quienes ya están en Chile regularizar su situación y participar plenamente en la vida económica y social del país.
Flexibilización en la revalidación de Títulos Profesionales
Un aspecto crucial para la integración de los migrantes en el mercado laboral es la revalidación de sus títulos profesionales. Muchos migrantes que llegan a Chile tienen altos niveles de educación y experiencia en campos como la medicina, la ingeniería y la educación. Sin embargo, las barreras burocráticas para revalidar sus títulos a menudo los relegan a empleos por debajo de sus capacidades y formación.
La actualización de las leyes para flexibilizar los procesos de revalidación de títulos permitiría a estos profesionales integrarse de manera efectiva en sectores donde existe una escasez de trabajadores calificados, como en la salud. Esto no solo beneficiaría a los migrantes, sino que también aliviaría las tensiones en áreas donde la demanda de servicios públicos es alta. Chile debe aprovechar el capital humano que ya está presente en el país, en lugar de desperdiciar el talento y la experiencia que muchos migrantes traen consigo.
El costo político y el poder del voto migrante
A medida que la población migrante crece, también lo hace su influencia política. El voto migrante será un factor decisivo en las próximas elecciones, especialmente en regiones con una alta concentración de población extranjera. Los partidos políticos deberán enfrentar el desafío de desarrollar políticas que respondan a las necesidades de esta población, sin perder de vista las preocupaciones de la ciudadanía chilena.
El costo político de ignorar a la población migrante puede ser alto. Si bien los migrantes aún no representan una mayoría electoral, su creciente participación política puede inclinar la balanza en distritos clave. Además, como parte integral de la fuerza laboral y económica, su inclusión en el proceso democrático puede contribuir a un Chile más inclusivo y representativo. Los líderes políticos deben tener en cuenta este nuevo electorado emergente y comenzar a dialogar sobre cómo incluirlos en las decisiones clave del país.
¿Es suficiente decir que no estamos en condiciones?
La afirmación de que Chile no puede recibir más migración es comprensible desde una perspectiva de gestión de recursos, pero no es una solución definitiva. La migración es un fenómeno que no se puede detener con restricciones o muros. Es un flujo constante impulsado por factores globales, como la inestabilidad política, las crisis económicas y el cambio climático, que seguirán obligando a las personas a buscar mejores oportunidades.
Chile tiene la oportunidad de adoptar un enfoque proactivo que, en lugar de limitar la migración, busque gestionarla de manera más eficiente. Esto implica no solo controlar quién entra al país, sino también asegurar que aquellos que ya están aquí puedan integrarse plenamente en la sociedad. Fortalecer los servicios públicos, mejorar la infraestructura y fomentar la inclusión social son pasos cruciales para asegurar que la migración sea una fuerza positiva en el desarrollo del país.
Un llamado a la acción: Hacia una política migratoria integral
La realidad es que Chile ya es un país receptor de migrantes, y negar esta realidad es contraproducente. La implementación de políticas de regularización es un primer paso necesario para garantizar que quienes ya están aquí puedan contribuir de manera plena a la sociedad y la economía. Asimismo, la flexibilización de los procesos de revalidación de títulos permitiría que los migrantes profesionales aprovechen sus habilidades y experiencia en beneficio del país.
Por otro lado, el reconocimiento del voto migrante y su impacto en las próximas elecciones subraya la importancia de integrar a esta población en las decisiones políticas y sociales. Los migrantes no solo aportan económicamente, sino que también tienen un papel creciente en la configuración del futuro político de Chile.
Conclusión: Un futuro inclusivo para la migración en Chile
Chile está en una encrucijada en cuanto a su política migratoria. Decir que no estamos en condiciones de recibir más migración es un reconocimiento de los desafíos que enfrenta el país, pero no puede ser la única respuesta. La solución radica en la gestión inteligente de los flujos migratorios y en la creación de políticas que beneficien tanto a los migrantes como a los chilenos.
La regularización, la actualización de las leyes de revalidación de títulos y la integración política son pasos clave para asegurar que la migración sea un motor de crecimiento económico y social. Chile debe mirar hacia el futuro con una visión inclusiva, donde la migración no sea vista como un problema, sino como una oportunidad para fortalecer y diversificar su economía y sociedad.
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