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Carlos Carrasco, el activista venezolano que se prepara en Chile para ayudar a reconstruir a Venezuela

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La llegada a Chile de Carlos David Carrasco Muro se produjo el 14 de abril de 2018, el día de su cumpleaños 25, y con la incertidumbre de quien emigra de manera forzosa.

Este licenciado en Comunicación Social graduado en la UCAB y representante de la Red Nacional de Activistas Ciudadanos por los DDHH de Venezuela, tomó la decisión de emigrar tras la detención de un grupo de amigos cercanos.

“Me demoré tres días en llegar. No tenía ni 100 dólares conmigo cuando aterricé”, recuerda Carlos David, quien se despidió de Venezuela en el Puente Simón Bolívar, en San Antonio del Táchira. Ya en Cúcuta tomó un avión a Santiago, con escalas en Bogotá y Lima.

“No emigré de forma planificada. Fue una situación de emergencia ante la realidad política y social de Venezuela y mi rol como activista. Nunca estuve solo. Desde el primer día conté con mucho apoyo de amigos y amigas chilenos, que había conocido con anterioridad en un curso sobre gobierno digital que realicé en Bolivia. Ellos me apoyaron en todo para sentirme cómodo, conseguir un espacio para vivir y hasta para tener mi primer y único trabajo en Chile”, recuerda quien cuenta con diplomados en Gestión y Políticas Públicas de la George Washington University.

Desde su época como estudiante universitario en la UCAB, Carlos asegura que desarrolló una fuerte vocación por el mundo social y político. “Tuve la oportunidad de ser representante estudiantil y liderar iniciativas con enfoque social hacia comunidades vulnerables. Esa vocación terminó siendo más grande que mi vocación inicial de ser periodista de profesión”, sostiene.

Por esa razón, y en sus palabras, se desarrolló profesionalmente en dos áreas: el mundo académico y el mundo socio-político.

Así empezó a trabajar como asistente de investigación en el Centro de Investigaciones de la Comunicación de la UCAB, bajo la tutela de su director Carlos Delgado Flores, donde desarrolló su primer paper sobre participación ciudadana y profundizó sobre el tema de sus tesis de grado, que había sido sobre gobierno digital a nivel local. Además, cursó una Maestría de Historia de las Américas y dictó clases en la Escuela de Comunicación Social, en las materias de Producción de Contenidos para Medios e Identidad, Liderazgo y Compromiso.

En el ámbito de la sociopolítica, Carrasco co-fundó la asociación civil Caricuao Propone, que buscaba promover la participación ciudadana y la defensa de los Derechos Humanos, en su parroquia, y al mismo tiempo, se incorporó a organizaciones sociales como el Grupo Social Cesap, Caracas Mi Convive y Red Joven Venezuela.

“Fueron espacios donde aprendí mucho y pude colaborar para impactar positivamente a muchas personas de los sectores populares de Caracas. Mi trabajo siempre ha tenido esa dualidad, entre el activismo y la academia, no puede vivir sin ninguna de ellas”, destaca este Especialista en Gobierno Digital, Gobierno Abierto y Agenda 2030.

Sueños cumplidos

Carlos David inició como asistente de investigación en el Observatorio del Gasto Fiscal de Chile.

Recuerda que al llegar a Santiago, en su trabajo, también lo apoyaron mucho en cuanto a todos los documentos necesarios para solicitar una visa temporal. “No fue un camino fácil, pero creo que fui muy afortunado en contar con personas con mucha sensibilidad y empatía. Luego de tres meses como asistente de investigación, me ofrecieron el cargo de comunicaciones e incidencia dentro del observatorio, cargo que desempeñé hasta enero de 2021”, afirma.

Desde enero de este año, Carrasco trabaja como asistente de investigación en gobernabilidad en el Centro Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. “Francamente es un sueño hecho realidad, donde espero aprender bastante y aportar a esa idea recurrente en mi mente de Latinoamérica como una región que tiene la oportunidad de avanzar y crecer”, detalla el magíster en Transformación Digital e Industria 4.0 de la Universidad Isabel I, en España.

También despunta como miembro de Global Shaper, red global del Foro Económico Mundial, donde resultó electo como su representante para 2021. “Soy además, voluntario en la Asociación Venezolana en Chile, un espacio donde se trabaja por la protección y apoyo a las personas migrantes y refugiadas. Durante el año 2020 fui su secretario general y vocero”, agrega.

A pesar de sus buenas experiencias en Chile, Carlos no se ve en este país. “No me malinterpretes, creo que me han tratado muy bien. Sin embargo, mi compromiso social sigue estando en Venezuela. Aquí estoy como prestado, adquiriendo mucho conocimiento, pero que en algún momento ejerceré en Venezuela, ya sea en la arena política o académica”.

¿Cómo valora a los venezolanos migrantes en el mundo y en Chile?

Creo que las personas migrantes y refugiadas venezolanas nos tocó difícil. No hay que mantenernos ni romantizar la idea. Esta no es la época de la década de 1940 con las personas que llegaron a Venezuela de Europa. Tampoco es la época de los migrantes de principios de siglo XX que llegaban a Estados Unidos a cumplir el “Sueño Americano”. Estamos en el siglo XXI, un mundo digitalizado, vulnerable, líquido y donde se mezcla la xenofobia con la aporofobia. En ese contexto, creo nosotros como migrantes y refugiados estamos en un proceso de aprendizaje, que ojalá nos permita transitar a una sociedad más abierta y resiliente.

¿Qué percibe de ellos?

Creo que las personas migrantes y refugiadas venezolanas estamos rotas. El dolor de la partida sumado a la decadencia permanente del país de origen, no es algo fácil de asumir. Se trata de un reto que tenemos como generación. No obstante, creo que hay personas que obtienen las herramientas para sobrellevar esa situación y lograr construir una nueva vida con la modestia y el optimismo. Hay otro grupo, que se queda atado y estancando, causado por la discriminación hacia las personas extranjeras, los retraso en los documentos y en algunas ocasiones por el medio a lo desconocido. Todos estamos llevando una lucha personal, creo que es importante no generalizar y tener una mayor sensibilidad por cada caso.

¿Que es lo que más le gusta y lo que menos de Chile como sociedad?

Lo que más me gusta de Santiago porque no he tenido la oportunidad de conocer Chile, creo que sería su diversidad, se trata de una ciudad cosmopolita llena de un aire de modernidad que resulta encantador. Lo que menos me gusta es la desigualdad, algo que comparte con el resto de América Latina. Tampoco, me gusta el racismo que veo hacia personas afrodescendientes, especialmente de nacionalidad haitiana.

¿Siente que es una influencia positiva?

Trato de poner en práctica en cada momento, un mantra de mi universidad y de los jesuitas: “En todo amar y servir”. Si por tratar de cumplir con ese mantra, me consideran una influencia positiva. Agradecido por el reconocimiento.

¿Qué mensaje le da a la migración venezolana en Chile y el mundo?

La revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) señaló en 2020, que 3.500 millones de personas en todo el mundo podrían verse obligadas a emigrar de aquí al 2070 por el aumento de las temperaturas, inclusive se habla de grandes zonas “inhabitables”, donde destaca gran parte de América Latina y el Caribe. Creo que los venezolanos solo nos adelantamos a una situación que será más común cada año. Hay que abrir las fronteras y plantear otro tipo de conceptos de ciudadanía. Creo que las personas migrantes y refugiadas venezolanas debemos colaborar con otras comunidades migrantes en nuestros países de acogida para obtener representación política y hacer incidencia.

 

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