Tenía 9 años, en 1996, cuando Ana Paola Rincones Urbina comenzó su viaje musical en su natal Nueva Esparta. Apostó por una flauta dulce desde su primer día en la Orquesta Juvenil e Infantil de Venezuela. A pesar de los obstáculos que enfrentaba como hija de inmigrantes colombianos en Venezuela, encontró un refugio y una pasión que la impulsaría a lo largo de su carrera.
El apoyo de su familia y su dedicación a la educación la llevaron a alcanzar logros notables en su carrera musical. Obtuvo una Licenciatura en Interpretación Musical de la Universidad Nacional de las Artes y una Maestría en Interpretación Musical de la Universidad Simón Bolívar en Caracas.
Entre 2000 y 2014, viajó por diversos países y participó en cursos, festivales y concursos de música, donde su talento excepcional le valió numerosos premios. Además de destacarse como intérprete, se dedicó a educar a la próxima generación de músicos, enseñando en diferentes centros y contribuyendo activamente a la escena musical venezolana.
En 2017 emigró a EE.UU. El proceso de adaptación no fue fácil. Fue en Los Ángeles, California, donde se encontró con una oportunidad inesperada: unirse a la banda de la Infantería de Marina de los Estados Unidos. A los 33 años, ingresó al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, desafiando sus límites y demostrando su compromiso con su nuevo país.
Así, la venezolana siguió adelante con su carrera militar y musical, y su dedicación y talento la llevaron a actuar frente a audiencias internacionales y a recibir reconocimientos por su servicio en la Infantería de Marina estadounidense. Hoy en día, Ana Paola Rincones Urbina continúa su servicio y su historia es un testimonio de perseverancia, valentía y amor por la música.
Texto: El Diario
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