Carrillo emigró a Chile a los 17 años desde Venezuela. Llegó sin expectativas de estudiar, ya que tenía que trabajar para sostenerse. Sin embargo, al cabo de unos años en el país, pudo acceder a la educación superior.
Estudiar le devolvió el sentido a mi vida. Entonces, cuando me di cuenta de la poca cantidad de jóvenes migrantes y refugiados que lograban ingresar a la universidad ―2,66% en Chile― entendí de inmediato que debía hacer algo para que otros jóvenes migrantes y refugiados, como yo, pudieran vivir y tener esa oportunidad que yo había tenido”.
Es así como Valentina inició la fundación Jóvenes Migrantes XDS. Pero su trayectoria no ha estado libre de obstáculos: “Diría que las peores situaciones que he vivido no han sido por ser estudiante o activista, sino por ser migrante, joven y mujer, que son condiciones que te colocan en una situación de vulnerabilidad, sin duda, y más aún cuando no tienes las herramientas necesarias para enfrentarte a la vida, como fue mi caso, y es el de muchas”.
¿Crees que existen desafíos específicos que afectan a las niñas y las mujeres migrantes dentro de las instituciones educativas?
Dentro de las instituciones educativas, en principio, los desafíos son similares en el caso de los niños y de las niñas. Especialmente en temas de integración cultural y lingüística, esto último en el caso de los jóvenes de nacionalidad haitiana.
Sin embargo, hay elementos del entorno que sí afectan a las niñas directamente, en su vinculación o en su rendimiento en los establecimientos educacionales. Por ejemplo, su participación y permanencia en el sistema escolar muchas veces se ve amenazada porque deben realizar labores de cuidado. En muchos casos, estas labores las realizan a lo largo de su tránsito migratorio por distintos países, lo que se traduce en que han ido menos a la escuela que sus pares varones y, por lo tanto, se encuentran menos preparadas académicamente para integrarse a la escuela.
La falta de acceso a la información y a servicios de salud sexual y reproductiva, por distintos motivos, puede repercutir en enfermedades de transmisión sexual o embarazos adolescentes, siendo esto último un detonador para el abandono escolar.
¿Qué medidas crees que deben ser tomadas para abordar estas desigualdades de género?
Creo que hay que asegurar que los jóvenes migrantes tengan igualdad de oportunidades para acceder a una educación digna y de calidad, trabajando en eliminar las barreras administrativas, lingüísticas, financieras y culturales. Por ejemplo, flexibilizar los requisitos administrativos para ingresar a la educación superior, programas de becas, apoyo adicional dentro de las escuelas para niñas cuyo primer idioma no es el español, y servicios de tutoría o acompañamiento.
Por otro lado, creo que hay que proporcionar capacitación y sensibilización sobre género y movilidad humana a los docentes y a las personas que se encuentran en las instituciones educativas, no solo para crear un ambiente más inclusivo y respetuoso, sino también para que puedan trabajar directamente con las familias y promover la importancia de la participación de las niñas en el sistema escolar. También considero que es importante incluir contenido y material que promueva la igualdad de género e historias de mujeres migrantes y refugiadas que han conseguido desarrollar sus habilidades y capacidades para tener una vida plena.
También es muy importante proporcionar servicios de apoyo psicológico y emocional dentro de las instituciones educativas para niñas y jóvenes migrantes, partiendo del reconocimiento de los desafíos que enfrentan por su situación migratoria y su condición de género (cruce entre desarraigo, transformaciones biológicas y psicosociales en una edad compleja, en el caso de las niñas).
¿Por qué piensas que es importante que las niñas y mujeres participen activamente en los espacios educativos?
La participación de las niñas y mujeres en los espacios educativos es fundamental, porque les permite tener libertad y les brinda la oportunidad de decidir. Decidir quiénes son y quiénes quieren ser, decidir sobre sus convicciones, decidir sobre su propio proyecto de vida, decidir lo que les apasiona, decidir cuándo decir que no o que sí, les permite empoderarse desde la educación, pero partiendo del reconocimiento de sí mismas, de su cultura, desde lo que son.
En el mes de la mujer ¿Qué mensaje enviarías a las niñas y a las mujeres?
Chama, te advierto que habrá muchos “no”, que el camino es difícil y muchas veces es injusto, pero te prometo que vale la pena luchar por ti. Prepárate, estudia, ponle toda tu energía y corazón a aquello que tú y yo sabemos que nos da cosquillas en la panza. No hay límites cuando sabes lo que quieres y quién eres, y aquí nadie se rinde. ¡Estamos para ustedes! Un abrazo a todas.
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