Migración

¿Qué hacer para evitar la xenofobia?

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Les presentamos unos tips para reducir la discriminación. Países de América del Sur retratan justo ahora un proceso de entrecruzamiento de diferentes etnias debido a los flujos migratorios actuales.

Isabel Cristina Morán

«En todo el distrito de Santiago de Surco está prohibida la discriminación», se lee en cada negocio, local comercial o panadería de esa ciudad limeña. Este principio se aplica universalmente, pero, como todo, tiene sus excepciones, y la excepción en Perú, últimamente, es el venezolano.

A este país inca han llegado cerca de 900 mil criollos, de acuerdo con cifras de la Organización Nacional de Unidas (ONU), lo cual quiere decir que propios y extraños se topan cada cinco segundos en las veredas de cualquier distrito.

Puede que la joven de la lavandería sea venezolana y le reciba la ropa a un peruano. Es posible que el que le monte la llanta a su carro sea un llanero. Pese a la convivencia diaria, ¿por qué se hace tan cuesta arriba la integración profunda y verdadera?

Cuando las corrientes migratorias se trasladan, no se despojan de sus culturas, sostiene Emilia Bermúdez, profesora y socióloga hispanoamericana. Esto sucede porque cada persona que sale de su lugar de origen transita por el mundo portando sus propios procesos de identidad cultural, y esos procesos se entremezclan.

Primer ejemplo:

Aquel colombiano que escucha un disco de Diomedes Díaz en el autobús del sur le dice a la muchacha trigueña del asiento del medio que su país de origen es la cuna del vallenato. La invita a esperar a que termine la jornada para comer deditos de queso, petición que la chica no niega pero tampoco acepta, pues pregunta qué es eso. Él ríe como en sus mejores tiempos en Colombia y le replantea la invitación: «Mamita, tequeños. Vamos a comer tequeños».

Pero de repente, en ese diálogo parece una tercera voz de origen indeterminado que asegura: «¡Uy! El vallenato. ¡Qué música tan terrible! ¡Tan terrible como los colombianos!».

El artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 de Naciones Unidas refuta este tipo de actos xenofóbicos alzando los derechos de todo ser humano. «Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición».

Segundo ejemplo:

Una chica venezolana conversa con un inglés dentro de una galería inca en el distrito turístico de Lima, Perú: Miraflores. Le enseña unos chullos, una especie de sombrero con orejeras que usan los señores y señoras en los altos de la sierra peruana para paliar el frío. Cinco segundos luego de concretarse la compra, la chica se acerca a una mujer que veía chalinas en el exhibidor. Con amabilidad, le pregunta en qué puede ayudarle y, al darse cuenta de su acento venezolano, le grita: «¡Venezolanos no!».

El Manual de Apoyo para la Prevención y Detención del Racismo, la Xenofobia y otras formas de intolerancia, promovido por el Gobierno de España, toma estas actitudes como «negativas respecto de personas, grupos y valores, asimiladas inconscientemente a través del grupo familiar, y sujetas luego a la criba de racionalidad que les impone la línea evolutiva de cada persona».

A la chica venezolana solo le causó sorpresa lo sucedido, sorpresa porque no lo vio venir.

A ese episodio puede dársele una lectura intercultural: es que en los países de América del Sur se retrata justo ahora un proceso de entrecruzamiento de diferentes etnias debido a los flujos migratorios actuales.

Etnias, no razas, aclaran insistentemente sociólogos y antropólogos. Porque cuando se habla de etnias se hace hincapié en el contenido cultural. Es ese entrecruzamiento de genes el que da espacio a lo que Néstor García Canclini, antropólogo latino, llamó en su momento la hibridación cultural.

Y las etnias se entrecruzan de tal manera que dan paso a algo nuevo.

«Debemos pensar la identidad como interculturalidad, no como homogeneidad. No somos un todo homogéneo. Somos diversidad. Por eso, por ejemplo, podemos encontrar en nuestro cultura el cómo se entremezclan el indigenismo, lo africano y europeo».

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Material de la Acnur para reducir el impacto

Fernando Reinlein, responsable de Marketing Online de la ACNUR, explica que para saber de qué hablamos cuando citamos xenofobia y racismo, uno de los primeros pasos para evitarlos es manejar los conceptos e inculcar los valores del respeto y la igualdad a los más pequeños para que aprendan a convivir en armonía.

¿Qué es xenofobia y racismo?

El racismo es un sentimiento de pertenencia a un grupo (entendido como raza) que se considera superior y que tiene, como consecuencia, la persecución o discriminación de otras personas que pertenecen a grupos diferentes.

La palabra xenofobia hace referencia al miedo y el rechazo hacia las personas extranjeras.

Así pues, dos características comunes de estas actitudes son la falta de empatía hacia personas que consideradas de una cultura diferente y la violencia pueden llegar a desencadenar.

¿Cuál es la principal consecuencia de la xenofobia y del racismo?

Tanto la xenofobia como el racismo tiene una consecuencia muy clara: la discriminación. Cuando se discrimina a alguien, se lo separa del grupo y es muy susceptible de recibir ataques como consecuencia de un prejuicio.

La discriminación puede ser de dos tipos:

  • Social: Es la que se produce en el seno de una comunidad cuando un individuo o un grupo de individuos actúan con discriminación frente a otros u otros.
  • Institucional: Se produce cuando las leyes de un país regulan una situación que discrimina a un grupo de personas.

¿Qué medidas se pueden tomar contra el racismo y la xenofobia?

Las medidas para evitar el racismo y la xenofobia pueden tomarse tanto desde el punto de vista social como desde el individual y pueden ser las siguientes:

La educación basada en valores.

Es esencial inculcar los valores de la solidaridad, la igualdad, la amistad, el amor o el respeto desde la infancia para que sean adultos tolerantes, que valoren la diversidad y tengan la iniciativa de ayudar a personas que lo necesiten.

La información basada en datos objetivos.

Es importante que la información sobre otras personas, como pueden ser los inmigrantes o los refugiados, provenga de fuentes fiables y contenga datos objetivos. De esta forma se lucha contra las noticias falsas y prejuicios.

La integración de los inmigrantes.

Desde un punto de vista político, los gobiernos de los países también tienen una importante misión para lograr que los inmigrantes se integren en condiciones de igualdad con los nacionales del país que los acoge.

La lucha contra los estereotipos.

Como consecuencia de la falta de información y de los prejuicios o creencias erróneas, se pueden crear estereotipos sobre los inmigrantes y los refugiados que son meras simplificaciones de una realidad mucho más compleja. En este sentido, la información y la educación son fundamentales para acabar con los estereotipos.

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